miércoles, 6 de julio de 2011

Oportunidad

Un muchacho de 17 años de edad tenía un cáncer incurable y en cualquier momento iba a fallecer. Siempre vivía en su casa, bajo el cuidado de su madre. A veces se enfadaba de estar siempre dentro de su casa y un día decidió salir a pasear. Le pidió permiso a su madre y ella acepto.
Caminando por el vecindario vio muchas tiendas. Al pasar por una de música y al ver el aparador, noto algo que lo hizo olvidarse del mundo existía, era una muchacha, de su edad, muy hermosa. Al velarle parecía un ángel bajado del cielo.
Abrió la puerta y entro sin mirar nada que no fuera ella. Acercándose poco a poco, llego al mostrador donde se encontraba ella. La chica lo miro y le dijo sonriente:
“¿te puedo ayudar en algo?”.
El chico pensaba que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida, y sintió el deseo de abrazarla, de declarársele en ese mismo instante,
Tartamudeando le dijo: “Si, eeehhh, uuhhh, me gustaría comparar un CD”.
Y sin pensar tomo el primero que vio y le dio el dinero. La chica le entrego el disco con una amigable sonrisa. El joven enamorado no dejo de pensar en ella durante toda la tarde. Ni siquiera escucho el disco, ya que él no tenía más que una grabadora de casete.
Al siguiente día quiso volver a verla y fue a la tienda. Al estar frente a esa hermosa sonrisa no supo que decir y volvió a pedir un CD. “¿Quiere que te lo envuelva?”, pregunto la niña sonriendo de nuevo.
El respondió que sí, moviendo la cabeza, pues ante ella se quedaba mudo. La muchacha fue al almacén para volver con el paquete envuelto y entregárselo. Él lo tomo y salió de la tienda. Se fue a su casa sintiendo que caminaba entre las nubes. Ni siquiera desenvolvió el disco. Lo metió en su closet y se puso a mirar su jardín y pensar en la hermosa flor que estaba en la tienda.
En adelante visitaba la tienda todos los días para comprar un CD. Ella siempre se los envolvía, y él se lo llevaba a su casa y los metía en su closet.
El era muy tímido para invitarla a salir y aunque trataba no podía. Su mama se entero de esto e intento animarlo a que se arriesgara, así que el siguiente día se armo de coraje y se dirigió a la tienda. Y como todos los días compro otra vez un CD y como siempre ella se fue atrás para envolverlo. El tomo el CD y, mientras ella no estaba viendo, rápidamente dejo una nota en el mostrador y salió corriendo de la tienda. La nota era una declaración. Durante varios días el chico no se atrevió a llegar a la tienda para recibir la repuesta, a unos metros de la tienda regresaba a su casa. Su madre volvió a animarlo y luego de dos semanas por fin llego a la tienda, pero no vio a la chica hermosa. Al preguntar por ella se entero con tristeza que se había ido a otra ciudad a estudiar y ya no trabajaba ahí. Mucho lamento no haber ido antes por la respuesta y muy triste guardo los discos en un lugar donde no los viera tanto con la esperanza de no pensar más en la muchacha.
En el verano el chico fue a la tienda con la esperanza de que por las vacaciones la chica hubiera regresado y pudiera encontrarla, pero, al no encontrarla, regreso a su casa desilusionado. Al siguiente verano volvió a ir para no encontrarla de nuevo.
Para el joven no hubo verano siguiente. A la edad de 20 años el chico falleció de cáncer.
Un día, su madre entro en el cuarto de su difunto hijo para arreglarlo, así que abrió su closet. Para su sorpresa se topo con montones de CD envueltos. Ninguno estaba abierto. Llena de curiosidad, tomo algunos y se sentó sobre la cama para verlos, al desenvolver el primero encontró una nota que su hijo nunca leyó y decía:
“¡Hola!. Veo que te gusta la música tanto como a mí. Me invitan a una fiesta el viernes y no tengo con quien ir. ¿Te gustaría ir conmigo?”. Sofía.
De tanta emoción la madre abrió otro y otro para descubrir que decían los saludos de la chica. Uno de los últimos decía:
“¡Hola!, me siento triste de nunca haces caso a mis notas, pero me devuelves la alegría al volver diariamente. La semana que viene  salgo fuera de la ciudad a estudiar y ya no voy a trabajar aquí, pero vendré casi todos los fines de semana y si mi cliente favorito quiere que lo siga atendiendo podrá visitarme en mi casa”. Sofía.
Al final venia un número telefónico, una dirección y un pequeño mapa.
No esperes demasiado para demostrar tu amor a ese alguien especial, díselo hoy, mañana puede ser muy tarde.
No solamente a tu pareja, sino a todos: tus padres hermanos. Amigos. Compañeros, hijos, etc.
Demuestra tu amor a los demás ahora que puedes hacerlo, que están presentes, que físicamente es posible.
Recuerda que mañana; si no los aparta la vida, lo hará… la muerte.
                                                              oasiscarlosmaueloliva.blogspot.com

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