Decidieron entre todos que para sentirse bien lo que podían hacer era preguntarle algo que el no supiera. ¡Si!, ¿Pero que le podrían preguntar que el no supiera?
Después de mucho pensar unos de ellos dijo:
" ¡Ya se! Vamos al bosque, buscamos un pajarito, lo ponemos entre nuestras manos, nos quitamos rastro y pista, para que no sepa de que se trata, vamos ante el y le preguntamos...
¿Maestro, que tengo entre mis manos?
Y lo mas seguro es que no sepa".
" Un momento", dijo uno de ellos, y que tal si sabe, decidieron irse nuevamente a pensar y después de un buen rato, uno de ellos dijo:
" Si nos dice... Esta vivo, le aplastamos la cabecita y lo dejamos caer, y ahí nos burlamos de el .
Si nos dice que esta muerto, simplemente abríamos las manos y cuándo vuele soltamos la carcajada".
" ¡ Manos a la obra !", dijeron todos y se fueron al bosque, buscaron al pajarito, lo pusieron entre sus manos, se quitaron rastro y pista y fueron ante el gran maestro.
El que llevaba el pajarito le dijo: " Maestro, ¿te puedo hacer una pregunta?
" Claro que si ", le contesto. " ¿Que tengo entre mis manos ? "
El maestro lo observo y con voz serena le dijo:
"Es obvio... Un pájaro."
El muchacho sintió que le temblaban las piernas, pero tomo aire y le dijo:
"¡Si!, ¿pero esta vivo o esta muerto?
El gran Maestro permanecio en silencio durante unos instantes.
Se agacho hasta quedar a la misma altura del muchacho y le dijo:
"La vida que sostienes, esta en tus manos".
Y es así como debemos asumir la responsabilidad de nuestras vidas... ¡ Esta es nuestras manos!
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